miércoles, 2 de julio de 2014

21 DÍAS SIN CRITICAS











21 DÍAS SIN CRITICAR ¿CREES QUE PUEDES HACERLO?



21 Días sin quejarse, sin criticar, sin hacer comentarios negativos ¿Crees que es fácil cumplirlo? Eso pensaba yo.

Se me ocurrió probar mi fuerza de voluntad con este ejercicio de la PNL y aquí estoy, sigo intentándolo. Empecé el día de la coronación del nuevo rey. Me levanté muy entusiasmada y hasta media mañana lo llevaba bien, pero bajé a desayunar y en la televisión estaban retransmitiendo la coronación. Mi primer día fallido, vuelta a empezar. Todos los días me lo propongo y hoy día 30 de Junio es, otra vez, mi primer día. Son las 13:13 y voy siendo fiel a mi palabra. Veremos a ver cómo acaba el día.

Algunos me dicen que es una tontería y que no se puede vivir sin criticar. Estamos tan acostumbrados que ni cuenta nos damos de la cantidad de horas que dedicamos a la crítica. Para mí es un ejercicio de fuerza de voluntad ¿Qué me ha llevado a intentarlo? Hace años leí un libro escrito por Will Bowen, que era un cura americano y se titulaba ¡Un mundo sin quejas! Este cura proponía este ejercicio en el libro y lo acompañaba de una pulsera. Había que cambiársela de mano cada vez que se hacía una crítica y tenías que aguantar 21 días seguidos sin cambiarla. A mí se me perdió antes de conseguirlo. Me aburrí. Tengo que decir en mi favor, que este cura tardo 6 meses en conseguirlo y era cura.

Me parecía un ejercicio realmente aburrido y lo metí en el saco de las cosas pendientes. Cuando empecé a hacer el máster de Coaching e Inteligencia Emocional, volvió a aparecer la PNL y nos vimos obligados a hacer un ejercicio que consistía en repetir 100 veces durante 21 días una sentencia que habíamos escrito. Ese es el tiempo mínimo necesario para crear un hábito.

Como la sentencia era respecto a lo que queríamos mejorar en nuestras vidas y aquello que queríamos conseguir, bien, pues pude realizarlo no sin esfuerzo, claro, pero lo conseguí. El primer día había que decir la frase 100 veces sobre la hierba del campo o la arena de la playa, descalzos. Yo tuve la mala suerte de que ese día llovía y no podía esperar al día siguiente, quería empezar ya. Así que saqué un banco de la casa de Trandeiras y me senté en la entrada con los pies descalzos sobre la hierba húmeda. Tardé una hora en completarla, porque era bien larga, ya que nadie me había avisado de lo que iba a hacer con ella.

El resto de días aprovechaba el trayecto en coche hasta el trabajo. En cuanto me despertaba empezaba con la frase. A veces no me daba tiempo y aprovechaba la tranquilidad del túnel donde trabajo para repetirla, así nadie me escuchaba, ya que había que decirlas en voz alta.
Pasados los 21 días empecé a notar que me sentía más segura conmigo misma y más capaz de llevar a cabo mis proyectos. Así que de vez en cuando repito 100 veces la frase que ya me sé de memoria y que ahora solo me lleva 20 minutos decirla.

Entre tanto volví a la médica reumatóloga y me comentó que mi estado físico había empeorado. Ahora la artritis reumatoide se estaba volviendo artrosis. Dice que ya tengo pequeños bocaditos en los huesos. Eso es lo que ella dice. Así que me ha mandado un combinado de pastillas que dice que pararán la enfermedad. Siempre me he negado a tomar nada porque por un lado te arreglan y por otro te estropean otra cosa, pero vamos a probar porque si no se va a enfadar esta doctora tan joven y tan guapa y se va a negar recibirme otra vez.

Pero no me quedo inoperante y me cruzo de brazos. También he consultado a otros médicos y terapeutas. Así es como he descubierto que la artritis es CRÍTICA. A muchos no les convencerá esto, pero a mí sí. Por eso el ejercicio de los 21 días y mi prueba fallida. Es lo único que me cuesta. Ya no odio a nadie, ya no siento ira, soy capaz de ayudar a los demás, soy capaz de quererme a mí, soy capaz de querer a los demás pero, la crítica es otra cosa. Como os he dicho, hasta hoy no soy capaz de no hacerlo. Así que algo de razón tendrán todos estos terapeutas.

Lo que sí he podido comprobar es que solo con intentarlo, ya he reducido la crítica al 20 % de lo que lo hacía hace unos meses. Algo es algo. Me he dado cuenta de que para conseguirlo no puedo ver un solo telediario ni escuchar la radio. Lo voy a seguir intentando y ya os contaré si soy capaz y si surte efecto en mi salud.

¿Os apetece intentarlo? Ese tiempo lo podemos dedicar a cosas más constructivas. Hasta la próxima.

Un beso
Visi

jueves, 19 de junio de 2014

¿QUÉ DIFÍCIL ES SER BUENA PERSONA?





Todos los días me levanto con la firme proposición de no hablar mal de nadie, no criticar, no juzgar…… pero basta poner la radio o ver la televisión para que a uno le obliguen a romper con sus propósitos.

Hoy, sin más, lo llevaba muy bien y hasta media mañana fui capaz de cumplir con mi palabra, pero bajé a tomar una café al bar y ahí estaba…. La proclamación del nuevo rey… Me siento como si estuviésemos en la edad media…. En fin… No voy a criticar más… Este mundo lo hemos hecho entre todos y es así como nos va.

Creo que la única forma de cumplir con mi palabra es no encendiendo la tele ni poniendo la radio. Me dedico a ver películas insulsas y escuchar mis CDs que esos nunca me defraudan.
Ser bueno hoy en día se asemeja a ser tonto. No lo están pintando tan mal, que mucha gente prefiere que le considere listillo y aprovechado, que bueno y tonto. Parece que los malos tienen premio y los buenos van a la cárcel…. No solo lo parece, pero así es nuestro sistema de justicia….injusta…

Ser buena persona es todo un reto. No solo consiste en no hacer maldades a la gente ni a uno mismo, sino que engloba todo un comportamiento y una forma de pensar. Está claro que creer en Dios (de la religión que sea) no es una garantía de que seas buena persona. Ya lo dice el refrán: ¡A Dios rogando y con el mazo dando!
Así que ¿qué se necesita para serlo?

Creo que lo primero es tener el corazón sano. Si vienes de una familia conflictiva y tus padres o hermanos te han hecho daño, está claro que llevas una marca en el corazón. En este caso solo puedes hacer dos cosas: O aceptar que te tocó vivir esas circunstancias por un aprendizaje y aceptarlo y digerirlo a favor de ser mejor o encabronarte e ir por la vida vengándote de lo que te han hecho. Con lo primero, aceptas que quieres ser una buena persona, con lo segundo, te lastimas a ti y a cuantos te rodean.

Lo sé de buena tinta porque yo nací bajo el signo de escorpio…. Sí, yo tampoco creo mucho en los signos, pero si leo el perfil de cómo son las mujeres escorpio, veo mi forma de ser y de comportarme durante años. Hasta que un día fui consciente de que uno puede cambiar y mejorar, si uno quiere, y yo quería. Fue después de sufrir un cáncer que paró en seco toda la rabia e ira que había en mi corazón y en el resto de mi cuerpo.

Así que ahora tengo la actitud, pero eso no me libra de los malos pensamientos. Ya no hago daño a nadie, por lo menos conscientemente y cuando me doy cuenta de que vuelvo a la crítica, la paro. Pero solo cuando soy consciente, porque estamos todos tan acostumbrados a criticar, que no nos damos cuenta cuando lo hacemos.

El siguiente paso es: tener ganas de hacer algo por los demás. Yo me levanto todos los días con ganas de mejorar mi vida y de cuantos me rodeen. Siempre estoy dispuesta a ayudar a quien me lo pide. Yo pensaba que todos éramos así, que era lo natural, pero no. He encontrado muchas personas que no le interesa para nada mover un dedo por los demás y menos, gratis.

Y por último: Hacer….no solo tener ganas, sino moverse, hacer algo que ayude a los demás y a uno mismo a mejorar su vida…. ¡Hay tantas cosas que se pueden hacer!
Yo vivo en Trandeiras durante la semana porque trabajo en el Ave de Vilar de Barrio, en Ourense. El pueblo, en su interior, está casi abandonado y todas las casitas son de piedra dándole un aspecto agradable, de los pueblos de antes. Los techos se han caído y solo quedan esas duras paredes de donde manan las flores. Por el interior del pueblo solo deambulan los gatos callejeros y amenizan  las noches con sus cantos ceremoniales. Al lado de mi casa, cuesta arriba, vive una familia de tres hijos en una casa rehabilitada como en la que vivo yo. Ellos me dijeron que cuando pusieron el tejado, los pocos habitantes del pueblo, vinieron a ayudarles. En Galicia había una costumbre de ayudarse unos a otros en la recogida de las patatas o de las siembras, pero con la introducción de las máquinas, se está perdiendo….

Cuando estuve parada, tres años seguidos, aparte de escribir los libros que luego publiqué, también me dediqué a ir a Cáritas a dar de cenar a la gente que lo necesitaba. A veces, estaba tan animada que iba por la calle haciendo feliz a quien me encontraba. En la panadería, en la carnicería o con alguna amiga o conocida que me cruzaba. Solo me sucedía de vez en cuando y de forma natural. Ahora quiero hacerlo, pero no me sale. Tiene que brotar del centro de tu pecho para que cause esa transformación en la gente.
Por eso admiro a Amma o madre Mira o Teresa de Calcula….a ellas les sale de forma natural.
Así que a los demás nos toca hacer el esfuerzo y poner nuestro interés… Muchos pensarán que no sirve de nada. Yo también lo creía ¿por qué cambiar uno, para qué si no cambian los demás?….es un esfuerzo inútil querer un mundo mejor…. Así lo pensé hasta que una mañana me levanté con una sensación de calma y de paz que hacía tiempo que no sentía…. Me vino a la cabeza el experimento de los monos y la isla ¿lo conocen? Es un experimento real. Es algo así:

Unos científicos estaban preocupados porque en ciertas islas se estaba acabando la comida de los monos y temían por su desaparición. Introdujeron las batatas, abundantes en la isla, para ver si podían cambiar sus hábitos alimenticios. Primero empezó una hembra que la probó y por accidente se le cayó al agua y vio que mojada estaba más rica y blanda. Se lo pasó a sus crías y así fue la cadena hasta llegar al mono predominante. Todo esto les llevó 3 o 4 años y cuando vieron que daba resultado, se dijeron: ¡Ahora, haremos lo mismo en la siguiente isla!

Cuál fue su sorpresa cuando llegaron a la otra isla cuando descubrieron que los monos que allí habitaban y que no tenían forma física de comunicarse con los otros, ya habían empezado a comer las batatas.

Los científicos quedaron asombrados, pero esto demuestra que existe otro tipo de conexión. Una mente colectiva. Yo ya creía en ella hace mucho, por cosas que me han pasado durante mi vida y que cuento en mi libro INTUICIÓN, pero no lo había relacionado con lo que os estoy contando. Fue al recordar este experimento cuando me di cuenta de lo que significaba:

¡CAMBIA TÚ Y CAMBIA TU ENTORNO! ¡CAMBIA TÚ Y CAMBIA EL MUNDO!

Con que unas personas lo hagan, ya influye en la mente de otros…. Será despacio, pero será…y la magia tomará forma…….y cambiará nuestras vidas….

Hay mucha gente robando, beneficiándose injustamente, corrompiendo a otros, malversando fondos públicos, dañando a otras personas, matando la vida, contaminando, dañando con la palabra y la obra, mucha gente ¿queremos formar parte de ese grupo de personas o queremos un mundo mejor? Pues hay que empezar por creerlo, quererlo e intentarlo.

Así que sí, yo os invito a que seáis mejores personas y hagáis las paces con vosotros mismos y con los que os rodean. Es un propósito, no un milagro. Hay que querer y poner manos a la obra. Yo ya volví a empezar… me costó mucho llegar hasta aquí, así que no hay marcha atrás…. Seguiré intentándolo el resto de mi vida hasta que lo consiga….


¡TÚ TAMBIÉN PUEDES!
 

lunes, 24 de febrero de 2014

¿QUIÉN DIJO QUE ERA FÁCIL?


Aunque parezca un cuadro en blanco y negro, esta imagen es una foto que me ha hecho Rubén, mi compañero de trabajo y está hecha en la oficina del consulting del Ave de Orense. Parezco una abuela, pero me gusta.
Convino mi trabajo de topógrafo con el de escritora y promotora de mis libros.

¿Quién dijo que sería fácil?
Cuando me puse a escribir mi libro en mi pequeño portátil, sentada en mi salón, sola y tan concentrada que las horas pasaban volando, pensaba que estaba haciendo lo más difícil. Eso también lo pensaba mi hermano que era el que me animaba a seguir adelante.

Al acabar me di cuenta de que el proceso no había hecho más que empezar. Esto fue lo que aprendí:
 
Primer paso: Escribir el libro. Tardé dos años en escribir los tres libros. Luego había que corregirlos.  Con la octava revisión estuve a punto de tirar Este Parado está Harto a la basura. Sentí una gran vergüenza, pero mi amiga Isa me ayudó a superarla y a seguir adelante. Los tres son autobiográficos, con lo que tenía la sensación de que me estaba desnudando a los ojos de los lectores, pero tenía que ser así o no llegaría a su corazón.
Segundo paso: La edición. Nunca pensé que fuese un camino de espinas encontrar una editorial. Mandé el ejemplar a muchas y las que me contestaron, me dijeron que tenían un cúmulo de trabajo para dos años. Yo no podía esperar. Quería que mi libro saliese al mercado y lo quería ya. Así que me puse a buscar imprenta. Muchas ofertas, pero a un coste realmente caro. Al final, encontré una que se ajustaba a mi bolsillo y conseguí autoeditarlo. REalicé una edición de 1000 ejemplares. Este proceso me llevó muchos meses.
Ahora venía el siguiente paso: La venta.
Creía que sería difícil encontrar una librería grande donde venderlo, pero fue realmente fácil. En Vilagarcía hay una librería enorme, Nobel, que me lo aceptó y colocó mi libro en el escaparate. Diez ejemplares estuvieron durante doce meses en ese escaparate. No vendió ni uno solo. Salí en los periódicos locales, en el de Pontevedra e incluso, en el periodista digital por internet, pero no era suficiente. Así que me puse a dar conferencias para comunicar mi mensaje y dar a conocer mi proyecto.
La promoción: Asistir a un concurso. Me pareció una idea genial, pero no encontré en todo el año un concurso que se adaptara al libro que había escrito. Entre todos, elegí uno que se celebraba en Canarias, por aquello de que era mi tierra, pero cuando leí atentamente las bases del concurso, descubrí que ellos pasaban a ser lo dueños únicos y lo distribuirían y promocionarían según a ellos les pareciese, previo pago de un porcentaje, el que a ellos les pareciese. Sí 12.000 € podía ser una gran cantidad de dinero, pero solo si confías poco en lo que has escrito. A mí me costará más ganarlos, pero estoy segura que mi libro vale más que esto. Si no lo creyese, ni lo hubiese intentado publicar.

Me di cuenta de que la forma mejor de llegar a mucha gente es por medio de internet y de las redes sociales. La venta directa de uno en uno y de boca a boca. Si uno lo lee y le gusta, se lo transmite a otro. Eso me ha ocurrido con mi segundo libro. Los que han leído el primero, quieren el segundo.

Yo tenía una idea muy romántica del escritor, pero me doy cuenta de que, hoy en día, no es un personaje que está detrás del ordenador encerrado en su despacho o su casita de campo, creando una obra de arte. Una vez que la ha creado, tiene que aprender a venderla, promocionarse y moverse mucho con lo que el coste del esfuerzo físico y monetario es muy grande. Las editoriales grandes se llevan un gran porcentaje del beneficio del libro y al escritor le quedan las migajas.

Por eso no hago más que darle vueltas al tema de cómo conseguir llegar al máximo público y obtener los mayores beneficios. No porque me quiera lucrar de mis libros, sino porque con ellos es como pretendo financiar mi proyecto de la Aldea de la Salud. Un lugar de crecimiento personal donde las personas podrán curar su cuerpo, su mente y su alma. Esa es mi ilusión. Esa es la única razón por la que sigo adelante. Cuando me flaquean los ánimos y pierdo la energía que me mantiene a flote, recuerdo que nací para hacer esto y que mi fuerza de voluntad fue la que me trajo hasta aquí y eso evita que tire la toalla.

¡¡¡¡¡Yo puedo!!!!   ¡¡¡¡¡Sí puedo!!!!  ¡¡¡¡Sigo adelante!!!